miércoles, noviembre 16, 2005

LA CASA DE LOS ESPÍRITUS




Isabel Allende (1942- ), novelista y periodista chilena nacida en Lima (Perú), ciudad donde su padre se encontraba destinado como diplomático.

Asistió a diversos colegios privados y viajó por varios países antes de regresar a Santiago para concluir sus estudios y trabajar en la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Posteriormente emprendió otras actividades; como periodista, escribió artículos sobre temas sumamente polémicos y además hizo cine y televisión.

Allende se exilió en 1973 y buscó refugio en Caracas, cuando su tío Salvador Allende, presidente de Chile, fue derrocado durante el golpe militar encabezado por el general Augusto Pinochet Ugarte.

En el exilio escribió su primera novela La casa de los espíritus (1982), una crónica familiar ambientada en el torbellino de cambios políticos y económicos acontecidos en Latinoamérica. La novela fue bien acogida por la crítica, que vio en ella ciertos elementos propios del realismo mágico, una técnica literaria que consiste en mezclar lo real con lo sobrenatural y cuyo principal exponente es el novelista colombiano galardonado con el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. Esta novela fue llevada al cine por el director danés Bille August.

Allende continuó su exploración sobre cuestiones personales y políticas en sus dos siguientes novelas De amor y de sombra (1984) y Eva Luna (1987), y en la colección Cuentos de Eva Luna (1992). En 1991 publicó El plan infinito, una obra inspirada en la vida William Gordon, su actual marido.

Ha sido una de las primeras novelistas latinoamericanas que ha alcanzado fama y reconocimiento a escala mundial. Su exilio concluyó en 1988, cuando los chilenos derrotaron en las urnas a Pinochet y eligieron un presidente democrático. En 1994 publicó Paula, un libro de recuerdos dedicado a su hija, y en 1997 Afrodita. Cuentos, recetas y otros afrodisiacos, curioso ensayo en el que combina la gastronomía y la literatura. En 1999 volvió a la novela con Hija de la fortuna, una obra ambientada en el Oeste americano durante la época de la fiebre del oro, y en 2000 con un relato situado en el Chile de fines del siglo XIX, Retrato en sepia. En 2002 publicó La ciudad de las bestias, la primera entrega de una trilogía destinada a un público joven, ambientada en el Amazonas. En el ensayo autobiográfico Mi país inventado (2003) Isabel Allende repasa con nostalgia su infancia en Chile, el país donde se crió y donde se localizan sus raíces literarias.





Con La casa de los espíritus comienza el empeño de Isabel Allende por rescatar la memoria del pasado, mediante la historia de tres generaciones de chilenos desde comienzos del siglo XX hasta la década de los setenta. El eje de la saga lo constituye Esteban Txueba, un humilde minero que logra prosperar a base de tenacidad y se convierte en uno de los más poderosos terratenientes. Tras su matrimonio frustrado con Rosa, que muere envenenada por error, se casa con otra hermana, Clara, incompetente para las cosas de orden doméstico pero dotada de una extraña clarividencia: es capaz de interpretar los sueños y de predecir el futuro con sorprendente exactitud. La brutalidad de Esteban, hombre lujurioso y de mal carácter, irá minando un matrimonio difícilmente conciliable y los conflictos se extenderán también a sus hijos y nietos.

La novela recorre, con el paso de los años, la evolución de los cambios sociales e ideológicos del país, sin perder de vista las peripecias personales -a menudo misteriosas- de la saga familiar. Entrarán en escena los avances tecnológicos, la mudanza en las costumbres, las «nuevas ideas» socialistas y de emancipación de la mujer, el espiritismo y los fantasmas comunistas, hasta desembocar en el triunfo socialista y el posterior golpe militar. Estas convulsiones afectarán a la familia de Esteban Trueba –cuyos miembros poseen siempre algún rasgo extravagante y desmedido- con distintos matices de dramatismo y violencia. EL viejo terrateniente envejece y, con él, una forma de ver el mundo basada en el dominio, el código de honor y la venganza. La casa de los espíritus fue llevada al cine por Bille August en 1993. Antonio Banderas, Meryl Streep, Glenn Close, Winona Ryder y Jeremy Irons encarnaron a los personajes principales.



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El Principito

Así empieza la historia: Movido por lo que había visto en un libro sobre la Selvas Vírgenes, el narrador cuenta que cuando tenía seis años realizó su Dibujo nº 1 (Boa cerrada). Lo mostró a las personas mayores pero éstas lo interpretaron erróneamente como un sombrero. De modo que realizó un Dibujo nº 2 (Boa abierta) con el fin de que las personas mayores pudieran entenderlo correctamente. Las personas mayores no comprenden nunca nada, por eso le aconsejaron que dejase de lado los dibujos y se dedicase a cosas serias, útiles, como la geografía o el cálculo. Siguiendo tales consejos logró ser piloto……………….

Antoine de Saint-Exupery: Escritor y aviador francés nacido en Lyon. Estudió en la Universidad de Friburgo. Ingresó en la fuerza aérea francesa en 1921, y en 1926 se hizo piloto comercial. Sus dos primeros libros, Correo del Sur (1929) y Vuelo nocturno (1931), se caracterizan por la evocación poética romántica de la disciplina del vuelo, que exige el cumplimiento del deber aun cuando se arriesgue la propia vida. Sus obras posteriores, como Tierra de hombres (1939) y Piloto de guerra (1942), hacen hincapié en la filosofía humanista que marcó su vida. Su archiconocido libro El principito (1943) es una fábula infantil para adultos por su significado alegórico. Durante la II Guerra Mundial Saint-Exupéry se incorporó de nuevo a la fuerza aérea. Su avión fue abatido y el piloto logró escapar a Estados Unidos; posteriormente se incorporó a las tropas de la Francia Libre. Durante una misión de reconocimiento por el sur de Francia su avión desapareció y nunca volvió a encontrarse. Sus cuadernos de notas, reunidos bajo el título de Ciudadela (1948), se publicaron póstumamente.


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En apariencia un libro infantil; en él se tratan temas tan profundos como el sentido de la vida, la amistad y el amor. En la novela, Saint-Exupéry se imagina a sí mismo estancado en el desierto del Sahara donde conoce a un pequeño príncipe extraterrestre. En sus conversaciones con él, el autor revela su propia visión sobre la estupidez de la humanidad y la sencilla sabiduría que los adultos parecen olvidar cuando crecen.......
wikipedia

martes, noviembre 15, 2005

El otoño del patriarca

Argumento:

Es la historia o descripción de un dictador latinoamericano, basada en una especie de compendio de muchos dictadores reales pero condensados en un solo personaje.

Opiniones:

Jamás he leído una descripción tan precisa, tan detallada, sobre la figura de un dictador. No es que García Márquez descubra nada nuevo sobre este tipo de personajes, es que ahonda tanto en esos rasgos característicos, los escenifica de tal forma, que yo diría que no se le escapa nada.


Es de esas pocas novelas en las que fondo y forma están tan fuertemente unidos que si se hubiera elegido otra opción quizás sería una buena novela, pero tal y como fue creada la convierte en obra maestra.


Su lectura no es fácil, es de esas, como yo digo, que te sumerges en ellas y casi no puedes respirar, y no lo digo por la casi ausencia de puntos en su narración, es que es un retrato, una historia, que observas y casi percibes como real, la crueldad, el delirio, el absurdo…hasta el mal olor, y la tensión propia de ambientes cargados y opresores, y la destrucción, y lo grotesco, y la agonía, y la demencia, y…


Una narración como ya he dicho, casi sin pausas, con la voz de un narrador pero con múltiples puntos de vista.


Una novela abrumadora en todos los sentidos.


Goizeder

Una verdadera obra de arte. García Márquez lleva las estructuras y técnicas literarias hacia un nuevo campo, traspasando sus propios límites. El premio Nobel de literatura retoma la temática de la soledad, esta vez enmarcada en los estratos más altos del poder, donde un eterno dictador, figura recurrente en la historia latinoamericana, es absorbido por su propia omnipotencia, llevándolo a la destrucción y a la más absoluta miseria.

Editorial Suramericana


Estaban absolutamente seguros de que nunca moriría, debía ser eterno (y por supuesto inmortal) aquel hombre que había gobernado sin interrupción de pensamiento por incontables años; así que fue preciso comenzar la historia con la sorpresa: "Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial, destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el tiempo estancado en el interior..." Historia entre historias, El otoño del patriarca es novela singular en la representación del dictador latinoamericano.

El tema de El otoño del patriarca, que por su estructura y su lenguaje no tiene precedentes en la literatura latinoamericana y ni siquiera en la obra del autor, son las ilusiones y la soledad irremediable del poder encarnadas en una figura anónima y mítica que es la de muchos patriarcas de la América Latina pero también, de algún modo, el protagonista ejemplar de las calamidades y tribulaciones humanas que aquí se manifiestan como representaciones de un delirio omnipotente y solitario, de destrucción y pesadumbre. El autor de Cien años de soledad y El coronel no tiene quien le escriba ha escrito una nueva obra maestra que no sólo replantea las posibilidades de un tema ya cíclico en la literatura latinoamericana, sino también los límites de las estructuras y técnicas narrativas de la novela de hoy, incorporando la multiplicidad de puntos de vista al contexto del monólogo, apoyando la tensión narrativa en acordes temáticos inesperados y exactos, en la acumulación de precisiones insólitas, en las imágenes de una poesía visionaria expresada en la voz de un narrador natural que es a la vez un maestro incomparable del lenguaje….

santafebooks


Gabriel García Márquez escribió la crónica de la agonía y muerte del gran dictador latinoamericano que se consideraba eterno. Todos podían morir, menos él, todos podían pasar, menos el hombre fuerte que, odiado por muchos y adorado por otros, se convirtió en parte de la vida y del paisaje, como un viejo árbol enigmático. El otoño del Patriarca se abre con una nota de asombro: "Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial, destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el tiempo estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo de siglos con una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza." Así terminaba un “reino de pesadumbre”. La gente incrédula y atemorizada se negaba a creerlo: “...allí lo vimos a él, con el uniforme de lienzo sin insignias, las polainas, la espuela en el talón izquierdo, más viejo que todos los hombres y todos los animales viejos de la tierra y del agua, y estaba tirado en el suelo, bocabajo, con el brazo derecho doblado bajo la cabeza para que le sirviera de almohada, como había dormido noche tras noche durante todas las noches de su larguísima vida de déspota solitario”.

El otoño del Patriarca es el retrato goyesco de todos los dictadores en uno. García-Márquez exploró la historia de América Latina. Quizás un paraguayo al leerlo piense en el Dr. Francia; un dominicano en Trujillo; un venezolano en Gómez. Fue este personaje singular el que más sedujo al escritor. En El olor de la guayaba, sus conversaciones con Plinio Apuleyo Mendoza, confesó: "Mi intención fue siempre la de hacer una síntesis de todos los dictadores latinoamericanos, pero en especial del Caribe. Sin embargo, la personalidad de Juan Vicente Gómez era tan importante, y además ejercía sobre mi una fascinación tan intensa, que sin duda el Patriarca tiene de él mucho más que de cualquier otro. En todo caso, la imagen mental que yo tengo de ambos es la misma. Lo cual no quiere decir, por supuesto, que él sea el personaje del libro, sino más bien una idealización de su imagen". Gómez se reconoce en reiterados momentos, como este del dictador en sus pastizales de Maracay: "Todos los días... había vigilado el ordeño de los establos para medir con su mano la cantidad de leche que habían de llevar las carretas presidenciales a los cuarteles, tomaba en la cocina un tazón de café negro con cazabe... atento siempre al cotorreo de la servidumbre...”

Simón Alberto Consalvi




Gabriel García Márquez ha declarado una y otra vez que El otoño del patriarca es la novela en la que más trabajo y esfuerzo invirtió. En efecto, García Márquez ha construido una maquinaria narrativa perfecta que desgrana una historia universal -la agonía y muerte de un dictador- en forma cíclica, experimental y real al mismo tiempo, en seis bloques narrativos sin diálogos, sin puntos y aparte, repitiendo una anécdota siempre igual y siempre distinta, acumulando hechos y descripciones deslumbrantes.
Novela escrita en Barcelona, entre 1968 y 1975, El otoño del patriarca deja asomar en su trasfondo el acontecimiento más importante de la historia española de aquellos años -la muerte del general Franco- aunque su contexto y estilo sean, como siempre en este escritor, el de la asombrosa realidad latinoamericana que García Márquez ha elevado una vez más a la dignidad del mito..

culturalianet





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La METAMORFOSIS




FRANZ KAFKA (1883-1924), escritor judío checo, cuya desasosegadora y simbólica narrativa, escrita en alemán, anticipó la opresión y la angustia del siglo XX. Está considerado como una de las figuras más significativas de la literatura moderna.

VIDA:

Kafka nació en Praga (que entonces pertenecía al Imperio Austro-Húngaro) el 3 de julio de 1883, en una familia de clase media. Su padre, un comerciante, fue una figura dominante cuya influencia impregnó la obra de su hijo y que, según él mismo, agobió su existencia. En Carta al padre, escrita en 1919, pero publicada, como casi toda su obra, póstumamente, Kafka expresa sus sentimientos de inferioridad y de rechazo paterno. A pesar de esta grave incompatibilidad, vivió con su familia la mayor parte de su vida y no llegó a casarse, aunque estuvo prometido en dos ocasiones. Su difícil relación con Felice Bauer, una joven alemana a la que pretendió entre 1912 y 1917, puede ser analizada en Cartas a Felice (1967).

Pese a haber estudiado derecho en la Universidad de Praga, Kafka encontró un trabajo en una compañía de seguros hasta que la tuberculosis le obligó a abandonarlo. Intento reponerse primero junto al lago de Garda y después en Merano, hasta que en 1920 tuvo que internarse en el sanatorio de Kierling, cerca de Viena, donde murió el 3 de junio de 1924.



OBRA:




Los temas de la obra de Kafka son la soledad, la frustración y la angustiosa sensación de culpabilidad que experimenta el individuo al verse amenazado por unas fuerzas desconocidas que no alcanza a comprender y se hallan fuera de su control. En filosofía, Kafka es afín al danés Sören Kierkegaard y a los existencialistas del siglo XX (ver Existencialismo). En cuanto a técnica literaria, su obra participa de las características del expresionismo y del surrealismo. El estilo lúcido e irónico de Kafka, en el que se mezclan con naturalidad fantasía y realidad, da a su obra un aire claustrofóbico y fantasmal, como sucede por ejemplo en su relato La metamorfosis (1915). Gregorio Samsa, el protagonista, un voluntarioso agente de seguros, descubre al despertar una mañana que se ha convertido en un enorme insecto; su familia lo rechaza y deja que muera solo. Otro de sus relatos, En la colonia penitenciaria (1919), es una escalofriante fantasía sobre las cárceles y la tortura.

Contraviniendo el deseo de Kafka de que sus manuscritos inéditos fuesen destruidos a su muerte, el escritor austriaco Max Brod, su gran amigo y biógrafo, los publicó póstumamente. Entre esas obras se encuentran las tres novelas por las que Kafka es más conocido: El proceso (1925), El castillo (1926), y América (1927). La fuerza de su obra ha sido tan importante que el término kafkiano se aplica a situaciones sociales angustiosas o grotescas, o a su tratamiento en la literatura.

Así empieza Kafka su obra maestra de cuento, o de fábula, o de su irrealidad intranquila:

“Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto. Estaba echado de espaldas sobre un duro caparazón y, al alzar la cabeza, vio su vientre convexo y oscuro, surcado por curvadas callosidades, sobre el cual casi no se aguantaba la colcha, que estaba a punto de escurrirse hasta el suelo. Numerosas patas, penosamente delgadas en comparación al grosor normal de sus piernas, se agitaban sin concierto”.

Y en cartas a su padre, remueve todos sus recuerdos para decir sin decir:


Querido padre:

"Me preguntaste una vez por qué afirmaba yo que te tengo miedo. Como de costumbre, no supe qué contestar, en parte, justamente por el miedo que te tengo, y en parte porque en los fundamentos de ese miedo entran demasiados detalles como para que pueda mantenerlos reunidos en el curso de una conversación. Y, aunque intente ahora contestarte por escrito, mi respuesta será, no obstante, muy incomprensible, porque también al escribir el miedo y sus consecuencias me inhiben ante ti, y porque la magnitud del tema excede mi memoria y mi entendimiento”.

Cartas a su padre, FRANZ KAFKA



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EL LOCO

Para esta semana, el libro que todos podremos leer se titula: EL LOCO. Libro pequeño, con algunas ilustraciones domésticas, de gran significación narrativa. De sucesos cortos y de contenido ffilosófico, penetra nuestro pensamiento llenando la imaginación de encuentros cercanos .

Cada suceso narrado, parece de ocurrencia diaria, y cada final feliz parece sacado de un libro de la filosofía sencilla de la vida.

Es el libro más serio de leer, que todas las edades leen con fruición, y con más humoradas en sus moralejas de cierre.

Verbigracia, aquel cuento del Perro Sabio, que dice así:

"Un día, un perro sabio pasó cerca de un grupo de gatos. Y viendo el perro que los gatos parecían estar absortos, hablando entre sí, y que no advertían su presencia, se detuvo a escuchar lo que decían.

Se levantó entonces, grave y circunspecto, un gran gato, observó a sus compañeros.

-Hermanos -dijo-, orad; y cuando hayáis orado una y otra vez, y vuelto a orar, sin duda alguna lloverán ratones del cielo.

Al oírlo, el perro rió para sus adentros, y se alejó de los gatos, diciendo:

-¡Ciegos e insensatos felinos! ¿No está escrito, y no lo he sabido siempre, y mis padres antes que yo que lo que llueve cuando elevamos al Cielo súplicas y plegarias son huesos, y no ratones?"


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lunes, noviembre 14, 2005

EL ALEPH


JORGE LUIS BORGES


Pocos escritores hispanoamericanos con la excepción de Darío, han recibido la atención que la crítica ha otorgado a la obra de Borges, y ninguno dentro de las literaturas hispánicas ha despertado tanto interés como el autor de El ALEPH entre estudiosos y lectores de habla española. Se escribe copiosamente sobre Borges en los Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Inglaterra y, menos, en países tan alejados del ámbito hispánico como Taiwan e Israel.
Es natural que una obra tan meticulosamente estudiada se resista a resúmenes totalizantes. Lo que sigue es una lectura de Borges que incorpora, a veces subliminalmente, varias lecturas, un intento de presentar a Borges capitalizando las múltiples calas practicadas en su obra y los hallazgos registrados a lo largo de muchos años de indagación crítica. Quiere ser apenas un punto de partida, una iniciacion. Los cabalistas leían las Escrituras con la convicción de que cada palabra del Pentateuco tiene seiscientos mil rostros o estratos de significación. Tal pareciera ser la condición de toda literatura, ya que de otro modo no se explicaría que estudiemos a Homero con la certeza de tocar planos aún no alcanzados, sentidos no percibidos, alguna forma inadvertida. Estas páginas, pues, deben leerse como una primera excursión. El lector interesado en recorrer más detenidamente este pasillo o aquella antesala encontrará en la bibliografía un tablero de posibles llaves.

John Barth se ha referido a Borges como "uno de los viejos maestros de la literatura de este siglo". El lector que frecuenta con relativa constancia el mundo de las letras ha tropezado, seguramente, con el nombre de Borges en los textos más heterogéneos, en contextos que aparentemente muy poco tienen que ver con su obra; como Joyce, Kafka o Faulkner, el nombre de Borges además de ser un apelativo se ha convertido en un concepto: su creación ha generado una dimensión que designamos con el adjetivo "borgeano".
De la misma manera que una buena parte de la literatura contemporánea hispanoamericana no puede explicarse en su totalidad sin tener en cuenta a Borges como uno de sus más importantes catalizadores, no es exagerado afirmar que el mapa de la ficción del siglo XX quedaría incompleto sin su nombre. Borges ha conferido una realidad adamantina a esa irrealidad que no hemos dejado de citar y repetir durante siglos: "Life is a tale told by a fool with sound and fury", o "Dreams are the stuff men are made of", o simplemente "la vida es sueño". A través de una cita de Hume-Borges retoma y continúa: "El mundo es tal vez el bosquejo rudimentario de algún dios infantil, que lo abandonó a medio hacer, avergonzado de su ejecución deficiente; es obra de un dios subalterno, de quien los dioses superiores se burlan; es la confusa producción de una divinidad decrépita y jubilada, que ya se ha muerto"; para concluir:"La imposibilidad de penetrar el esquema divino del universo no puede, sin embargo, disuadirnos de planear esquemas humanos, aunque nos conste que éstos son provisorios"(O.I.143).
Estos esquemas son el quehacer de la filosofía y la teología: "Es aventurado pensar -dice Borges- que una coordinación de palabras (otra cosa no son las filosofías) puede parecerse mucho al mundo"(D.136). La conclusión que se nos impone es el valor de esos sistemas, que de antemano sabemos falibles, como "juegos verbales", como literatura. Borges concluye Otras inquisiciones con este juicio:"Dos tendencias he descubierto, al corregir las pruebas, en los misceláneos trabajos de este volumen. Una, a estimar las ideas religiosas o filosóficas por su valor estético y aún por lo que encierran de singular y de maravillosas"(O.I. 259); y en otro lugar:"Las invenciones de la filosofía no son menos fantásticas que las del arte".(O.I. 68), por eso en Tlön - el planeta ordenado de la ficción de Borges - la metafísica es "una rama de la literatura fantástica"(F.23). "¿Qué son - pregunta Borges - los prodigios de Wells o de Edgar Allan Poe - una flor que nos llega del porvenir, un muerto sometido a la hipnosis - confrontados con la invención de Dios, con la teoría laboriosa de un ser que de algún modo es tres y que solitariamente perdura en el tiempo?".(D. 172). Consecuentemente, nos confiesa que en su Antología de la literatura fantástica, compilada con Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, hay una culpable omisión: faltan los insospechados y mayores maestros del género: Parménides, Platón, Juan Escoto Erígena, Alberto Magno, Espinoza, Leibnitz, Kant, Francis Bradley (D. 172). Estos "maestros del género fantástico" serán también los maestros de Borges narrador. Los temas de sus cuentos están inspirados en esas hipótesis metafísicas acumuladas a lo largo de muchos siglos de historia de filosofía y en sistemas teológicos que son el andamiaje de varias religiones. Borges, escéptico de la veracidad de las unas y de las revelaciones de las otras, las despoja del prurito de verdad absoluta y de la pretendida divinidad y hace de ellas materia prima para sus invenciones. De esta manera, les devuelve el carácter de creación estética, de maravilla, por el que esencialmente valen o se justifican.


En los cuentos de Borges encontramos ecos de esas doctrinas que funcionan como un cañamazo sobre el cual se dibuja su ficción. Terminada la lectura de cualquiera de sus narraciones, presentimos que bajo el diseño reverbera la presencia de una metafísica, de cierta teología que, de alguna manera, explica el relato y, a la vez, le confiere ese sabor trascendental que tienen sus cuentos, aunque Borges lo niegue y se burle de tales trascendentalismos. En sus cuentos se dan lo particular y lo general, lo individual y lo alegórico, pero confundiéndose el uno en el otro e integrándose en una unidad donde es difícil distinguir lo individual de lo genérico. Intuimos un reverso, un sentido que se prolonga más allá de los hechos del relato, y es este sentido que proyecta la fábula de la narración sobre un plano de valores genéricos o simbólicos.
En La Biblioteca de Babel, se nos dice desde el comienzo que la Biblioteca es también el universo; la Biblioteca, sin perder su validez de tal, deviene una metáfora del universo, de su caos, de la imposibilidad de encontrar la fórmula total - el libro total - "que sea la cifra y el compendio perfecto de todos los demás"(F.92). Esta coincidencia o confusión de los dos planos - el individual y el abstracto - ha sido estudiada por el propio Borges en un ensayo dedicado a Hawthorne, y no pocas de sus finas observaciones son aplicables a su propia obra; en dicho ensayo dice, aludiendo a la grieta que se abrió en la mitad del foro en The Marble Faun, de Hawthorne: "Es un símbolo múltiple, un símbolo capaz de muchos valores, acaso incompatibles. Para la razón, para el entendimiento lógico, esta variedad de valores puede constituir un escándalo, no así para los sueños que tiene su álgebra singular y secreta, y en cuyo ambiguo territorio una cosa puede ser muchas" (O.I. 92).
Los cuentos de Borges pueden leerse como directa narración de hechos novelescos; sabemos, sin embargo, que detrás de esos hechos novelescos se mueven otras intuiciones. En Deutsches Requiem el protagonista será fusilado por torturador y asesino, pero representa también el destino de la Alemania nazi, de la misma manera que las perplejidades de Averroes ante las palabras griegas "comedia" y "tragedia" son un símbolo de las perplejidades del Islam respecto a la cultura griega en el cuento La busca de Averroes.

De esta manera, Borges proyecta lo individual sobre un plano más amplio, y tanto lo singular se explica en lo genérico como lo genérico en lo singular, o, para decirlo con las palabras de Borges: "La hambrienta y flaca loba del primer canto de la Divina Comedia no es un emblema o letra de la avaricia: es una loba y es también la avaricia, como en los sueños"(D. 64). Como los sueños las narraciones de Borges son símbolos capaces de muchos valores y proponen al lector una doble o triple intuición. El punto de partida de esta concepción simbólica o alegórica de sus cuentos la encontramos en una nota del ensayo Historia de la eternidad: allí Borges dice explícitamente: "Lo genérico puede ser más intenso que lo concreto", para luego explicar:
Casos ilustrativos no faltan, de chico, veraneando en el norte de la provincia, la llanura redonda y los hombres que mateaban en la cocina me interesaron, pero mi felicidad fue terrible cuando supe que este redondel era "pampa" y esos varones "gauchos". Igual, el imaginativo que se enamora. Lo genérico (el repetido nombre, el tipo, la patria, el destino adorable que le atribuye) prima sobre los rasgos individuales, que se toleran en gracia de lo anterior. (H.E. 21-22).

En muchos de sus cuentos, Borges atribuye a lo concreto un valor genérico; la valentonada del protagonista de Hombre de la esquina rosada es asimismo símbolo de la primera virtud para los argentinos: el valor de morir antes de ser escarnecido o vencido. Las realidades concretas de sus cuentos son lo que el mundo concreto es para los místicos: un sistema de símbolos. Borges ilumina lo concreto con la perspectiva de lo genérico y le confiere, así, una intensidad que no tiene como ente individual.
Al confundir los límites de lo individual y de lo genérico, de lo relativo de una realidad singular y de lo absoluto de una abstracción, Borges amplía el ámbito de sus relatos otorgándoles una elasticidad, una simultaneidad, que si a primera vista los torna fantásticos, "irreales", en última instancia los salva de una simplificación demasiado grosera de la inasible y compleja realidad. Es cierto que, para Borges, esas doctrinas que forman el trasfondo de sus relatos están muy lejos de ser verdades esenciales; es verdad que él las juzga como literatura, como invenciones de la imaginación que a lo más valen como maravillas, pero esos sistemas metafísicos que él maneja constituyen la síntesis de la inteligencia (o imaginación) humana en un esfuerzo por penetrar los arcanos del universo, y que las teologías que él usa como ingredientes literarios de sus narraciones son, hasta hoy a través de siglos de historia, el sostén teórico de religiones cuyos creyentes se cuentan por millones. El hecho que esas metafísicas y teologías aparezcan en sus ficciones como la solución del acertijo que plantean los hechos narrados, en sus ensayos para interpretar los fenómenos de la cultura, y en sus poemas para dar expresión a lo inapelable del destino humano, no sólo no contradice ese valor de maravilla que Borges les confiere: es una forma de rubricar el carácter de invención de toda literatura, para decir desde otra perspectiva que la "irrealidad es condición del arte" (F. 162). De esta manera, la metafísica y la teología - que son creaciones de la mente humana - tienen vigencia no en la realidad que es inconocible, sino en la literatura que es un sueño más de la imaginación de los hombres. Pero los cuentos, ensayos y poemas de Borges van, todavía, más allá: sugieren que ante la impotencia del hombre para percibir las leyes que rigen el orden de la realidad, el hombre ha inventado su propia realidad, ordenada, según leyes humanas que puede llegar a conocer. Esta tragedia epistemológica del hombre es el tema de su cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius: Tlön es un planeta creado por el conocimiento humano, y como tal sus leyes son accesibles al hombre. Más adelante retornaremos a este cuento; por ahora basta señalar que de la misma manera que el conocimiento humano ha creado su Tlön, la imaginación humana ha creado la literatura: la irrealidad de Tlön y de la literatura sólo son tales en relación a esa otra realidad inconocible, pero en relación al hombre, en cambio, esa irrealidad constituye su única realidad. Por eso el contexto de la literatura no es la realidad, sino esa irrealidad - el lenguaje - que el hombre se ha creado para su consumo y que ahora se ha convertido en su realidad. Nada más natural, pues, que lo que la metafísica pretende hacer, sin éxito, en el plano de la realidad (penetrarla e interpretarla), pueda realizarse con éxito en el ámbito de las ficciones de Borges: es precisamente en ese ámbito - la literatura - donde las hipótesis de la filosofía y las doctrinas de la teología recobran su vigencia.
Este esfuerzo epistemológico está expresado subliminalmente en sus cuentos. Sus motivaciones metafísicas y teológicas y sus invenciones literarias se resuelven en símbolos y alegorías. El lector piensa de inmediato en las parábolas y paradojas de Kafka. Sin embargo, y a pesar de las semejanzas en el nivel de estilo - en ambos se ha subrayado la textura realista de la prosa, en ambos se ha notado una densidad y claridad de código - nada más desemejante en intención y alcance. La narrativa de Kafka es una forma de rebelión contra ese mundo reglado y ordenado por la lógica aristotélica, es un esfuerzo por trascender esa realidad inventada por la razón; para lograrlo Kafka vuelve al mito, al símbolo, a la parábola, en resumen a esas formas que buscan llegar a la realidad por un camino muy distinto al seguido por la razón. Por eso se ha dicho de la obra de Kafka: "Para entender su mensaje, su estupenda revelación de una realidad antes sólo en lampos entrevista, es preciso reconocer que todo lo que realmente acontece se cumple conforme al lenguaje del mito, porque es mito puro". Por esto mismo algunas de sus narraciones se resisten a toda comprensión lógica y permanecen impenetrables dentro de su hermetismo.
En Borges también encontramos un sistema de mitos - el Panteísmo (todo está en todas partes y cualquier cosa es todas las cosas), el mundo como sueño o libro de Dios, el tiempo cíclico, la ley de causalidad, el idealismo de todos los tiempos -, pero en ellos Borges ha mitificado los "hallazgos" de la filosofía y las "revelaciones" de la teología. En esta operación (hay que recordar que la primera busca reemplazar el mito por la razón, y la segunda, el exorcismo por la doctrina, para comprender la enormidad de la ironía) Borges reduce esas ideas a creaciones de la imaginación, a intuiciones que ya no se diferencian fundamentalmente de cualquier otra forma mítica. Esos "mitos de la inteligencia" serían devueltos, así, a esa única realidad a la cual corresponden: no el mundo creado por los dioses, sino aquel inventado por los hombres. Mientras las parábolas de Kafka tienen su único contexto en esa realidad intuida por el propio Kafka, los símbolos troquelados por Borges encuentran siempre un contexto preciso en teorías y doctrinas creadas por la inteligencia humana. No hay filósofo de cierta importancia que haya escapado a la atención de Borges: desde Parménides hasta Russell ha seguido con denuedo los avatares de la metafísica. No menos denodada es su devoción a la teología: "todo hombre culto es un teólogo, y para serlo no es indispensable la fe"(O.I. 110) ha escrito y consecuentemente ha frecuentado - directa o indirectamente - obras como Sefer Yetsirah, el Zohar, la Mishnah, el Talmud, el Alcoran, Corpus Dionyssiacum, Melinda Pañha, el Buddhacarita, Majjhima Nikaya, Lalitavistara, Bhagavad Gita, Upanishads, y otras, sin mencionar obras de consulta y, claro está, la Biblia, de la que es lector incansable. En sus libros de ensayo ha dejado los resultados de esas excursiones o, como él las llama, "inquisiciones".
Esta estructuración de sus cuentos es visible en particular en La otra muerte. Aquí Borges cuenta la historia de un campesino - Pedro Damián - que muere dos muertes: una como valiente soldado en una batalla en 1904, y otra, en su lecho de enfermo en 1946. Para explicar la incoherencia, Borges propone primero dos conjeturas que no le satisfacen, pero que le conducen a una tercera:

...la verdadera (la que hoy creo verdadera), que a la vez es más simple y más inaudita. De un modo casi mágico la descubrí en el tratado De Ominipotentia, de Pier Damiani, a cuyo estudio me llevaron dos versos del canto XXI del Paradiso, que plantean precisamente un problema de identidad. En el quinto capítulo de aquel tratado, Pier Damiani sostiene, contra Aristóteles y contra Fredagario de Tours, que Dios puede efectuar que no haya sido lo que alguna vez fue. Leí esas viejas discusiones teológicas y empecé a comprender la trágica historia de Pedro Damián. (A. 77)
Aquí la doctrina aparece a posteriori para explicar las incongruencias de la fábula. Pero al final del cuento Borges nos dice que su historia "le fue sugerida por los argumentos de Pier Damiani", el teólogo italiano del siglo XI. Las dos posibilidades presentadas por el propio Borges en un mismo cuento, invalidan, de por sí, toda prioridad. La posibilidad de que, escrito el relato, la doctrina haya venido en su ayuda para explicar sus contradicciones es también indicativo de una visión de mundo que gobierna muchos de sus cuentos: no sabemos qué cosa es el universo, pero elaboramos interminables esquemas para explicarlo, luego entendemos el universo según esos esquemas. Al presentar la tercera conjetura Borges dice: "la verdadera" y agrega entre paréntesis "la que hoy creo verdadera", rubricando así el carácter inconocible de toda realidad; sin embargo, allí están esbozadas las tres conjeturas, los esquemas para explicar las dos muertes de Pedro Damián, que él planea aunque las sabe provisorias. La motivación teológica o metafísica y la invención literaria se amalgaman en una unidad ahora indivisible; todo intento de encontrar prioridad o ascendencia de la una sobre la otra será tan sólo un arbitrio ajeno a la naturaleza de la creación literaria. Hacia el final del cuento Borges subraya la infinita e inabarcable riqueza de la realidad con una ironía que no podemos menos que llamar borgeana:
Hacia 1951 creeré haber fabricado un cuento fantástico y habré historiado un hecho real; también el inocente Virgilio, hará dos mil años, creyó anunciar el nacimiento de un hombre y vaticinaba el de Dios.
Todas las combinaciones vislumbradas por la imaginación humana están ya contenidas, potencial o virtualmente, en la realidad. Más aún, la imaginación humana se queda corta en relación a la vastedad del universo. Borges, inquieto frecuentador de bestiarios ha compilado su propio Manual de zoología fantástica; hacia el final del prólogo nos dice: "Quien recorra nuestro manual comprobará que la zoología de los sueños es más pobre que la zoología de Dios".


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Las venas abiertas de América Latina




EDUARDO GALEANO

Eduardo Galeano (1940- ), escritor uruguayo, nacido en Montevideo, que desde muy joven se inició en el periodismo en el semanario socialista El Sol, publicando dibujos y caricaturas políticas que firmaba con el seudónimo de Gius; fue además director del diario Época. En 1973, se exilió en la Argentina —cuando el presidente Bordaberry cedió parte del poder político a las Fuerzas Armadas— y allí fundó y dirigió la revista Crisis; en 1976, debió continuar su exilio en España y regresó a su país en 1985, cuando Julio María Sanguinetti asumió la presidencia del país en elecciones democráticas.


Su narrativa está acosada por la realidad inmediata de la América Latina. Esta característica se revela en su prolífica obra. Entre sus libros se destacan: Los días siguientes (1963), Guatemala, país ocupado (1967), Las venas abiertas de América Latina (1971), Vagamundo (1973), La canción de nosotros (1975), Días y noches de amor y de guerra (1978), Las caras y las máscaras (1984), Memorias del fuego (1986), una trilogía que en 1989 fue galardonada con el American Book Award, y El libro de los abrazos (1989). En 1993 publicó Las palabras andantes, en 1995 El fútbol a sol y a sombra, y en 1998 Patas arriba: la escuela del mundo al revés. Ha recibido en dos ocasiones el Premio Casa de las Américas




Las venas abiertas de América Latina tiene una función muy clara: dar a conocer cuáles fueron los orígenes de la constante humillación de la que es objeto esta parte del mundo por parte de los países más desarrollados, los cuales tejen sus redes de dependientes a través de la imposición tecnológica y económica de sus empresas.
Galeano titula la introducción de su libro con el más que representativo "Ciento veinte millones de niños en el centro de la tormenta" y no es para menos, pues el hecho de que grandes empresas adquieran el dominio de la economía en el ámbito internacional traerá como consecuencia que las empresas netamente nacionales no puedan competir y que eso, a su vez, provoque un declive en cuanto a los gastos en desarrollo social o cualquier apoyo "altruista" a la gente. Cuántas cosas no se ven incluso en nuestra actualidad que son incoherentes, algo así como ver un Wal Mart desprendiendo la magnificencia de sus instalaciones, presumiendo los autos último modelo de los concesionarios y, en el otro lado de la calle, ver un tianguis al puro estilo popular donde la gente se empuja, magulla, grita, ofrece, compra y demás etcéteras. Haciendo una reflexión se desprende el hecho de que aquello que se intercambie económicamente en el tianguis quedara en nuestras tierras; pero a pasar de que en el tal Wal Mart se den "ofertas increíbles" que se supone benefician al comprador bien sabemos que gran parte del capital que se intercambia en esa tienda obedece a intereses extranjeros; sólo se sangra al pueblo para alimentar a los vampiros del extranjero.
Galeano explica que es:
"América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo. A cada cual se le ha asignado una función, siempre en beneficio del desarrollo de la metrópoli extranjera de turno, y se ha hecho infinita la cadena de las dependencias sucesivas, que tiene mucho más de dos eslabones, y que por cierto también comprende, dentro de América Latina, la opresión de los países pequeños por sus vecinos mayores"
De esta forma, quedan a la expectativa gran cantidad de niños, los cuales o se resignan a mirar su pobreza o tienen que salir a las calles a ganar la comida del día. Si estudian o no qué importa, la necesidad primordial es dejar contento al estómago y cuando no salga ni para eso, pues tendrán el refugio pasajero del thiner, el resistol o, incluso, si alcanzo el dinero, la marihuana. Esta parte de la vida cotidiana es la que muchos de nosotros vemos y con la cual los grandes consorcios comerciales lucran, pues sólo pretenden ayudar al problema con la donación de diez centavos por cada producto que vendan, en unos casos, o con la construcción de albergues, en otros casos. Con esto en nada remedian el problema fundamental, sólo dan migajas al que les ha creado todo el pan.
Una necesidad de los capitalistas que sí les preocupa y que tiene que ver con las clases populares es la de buscar la forma en la que ya no se reproduzcan, pues si bien es cierto que muchos de ellos participan activamente en el proceso de producción de su dinero a bajos costos, también los hay que su vida gire en torno a "las malas costumbres"; es decir quienes se dediquen al crimen por falta de dinero y como una fuente fácil para conseguirlo. Claro, todo su mundo sería perfecto si no existieran "granitos negros en el arroz" como el antes mencionado. Galeano explicaba en su escrito (recuérdese que fue escrito en 1971) que los:
"Estados Unidos no sufren, fronteras adentro, el problema de la explosión de la natalidad, pero se preocupan como nadie por difundir e imponer, en los cuatro puntos cardinales, la planificación familiar. No sólo el gobierno; también Rockefeller y la Fundación Ford padecen pesadillas con millones de niños que avanzan, como langostas, desde los horizontes del Tercer Mundo. Platón y Aristóteles se habían ocupado del tema antes que Malthus y McNamara; sin embargo, en nuestros tiempos, toda esta ofensiva universal cumple una función bien definida: se propone justificar la muy desigual distribución de la renta entre los países y entre las clases sociales, convencer a los pobres de que la pobreza es el resultado de los hijos que no se evitan y poner un dique al avance de la furia de las masas en movimiento y rebelión. Los dispositivos intrauterinos compiten con las bombas y la metralla, en el sudeste asiático, en el esfuerzo por detener el crecimiento de la población de Vietnam. En América Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las calles."
En este sentido, toda subversión que trastoca la tranquilidad del sistema que implantó nuestra hambre y crisis resulta que debe ser resuelta mediante la violencia y la represión, de ahí que esos años (1960-1980) se hayan caracterizado por las desapariciones, encarcelamientos y asesinatos de jóvenes, trabajadores, intelectuales y hasta de amas de casa que se identificaban con los movimientos anti capitalistas, lo que hoy se conoce como crímenes de lesa humanidad. El problema es serio cuando uno se pone a pensar que no por mucho tiempo la gente, la sociedad, seguirá viendo a la expectativa cómo terminan con un país intereses ajenos a él en cuanto al compromiso social, ecológico e histórico. Galeano habla algo al respecto e, incluso, llega más allá al poner como claro ejemplo de la valentía y de la dignidad al gobierno cubano tras la revolución; no obstante, hacer aquí un comentario condenatorio sería como pelear con una estatua, pues los documentos obedecen a un tiempo, por lo que no todo lo que contienen tendrá que ser trascendente al correr del tiempo. Así pues, el escritor uruguayo pregunta:
"¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobreza no está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención. Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha tiene razón cuando se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden, es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambrienta. Si el futuro se transforma en una caja de sorpresas, el conservador grita, con toda razón: «Me han traicionado». Y los ideólogos de la impotencia, los esclavos que se miran a sí mismos con los ojos del amo, no demoran en hacer escuchar sus clamores. El águila de bronce del Maine, derribada el día de la victoria de la revolución cubana, yace ahora abandonada, con las alas rotas, bajo un portal del barrio viejo de La Habana. Desde Cuba en adelante, también otros países han iniciado por distintas vías y con distintos medios la experiencia del cambio: la perpetuación del actual orden de cosas es la perpetuación del crimen."
La importancia que pone Galeano en la defensa de la dignidad del hombre ante una capitalismo falto de sentimientos sería uno de los primeros consejos que se podrían desprender de su escrito.
En los capítulos siguientes ("Fiebre del oro, fiebre de la plata" y "El rey azúcar y otros minerales agrícolas") Galeano hace un recorrido histórico plagado de crónicas en donde adentra al lector a visualizar la forma en la que, desde la llegada de los españoles, se viene dando un servicio magnifico y "generoso" de minerales y materias primas de América Latina hacia al exterior. Ejemplo arrasador del delirio sufrido por los españoles al ver condiciones tan favorecedoras en América Latina se encuentra en un sub capítulo del libro llamado "Como unos puercos hambrientos ansían el oro", donde el escritor uruguayo explica que:
"A tiros de arcabuz, golpes de espada y soplos, avanzaban los implacables y escasos conquistadores de América. Lo cuentan las voces de los vencidos. Después de la matanza de Cholula, Moctezuma envía nuevos emisarios al encuentro de Hernán Cortés, quien avanza rumbo al valle de México. Los enviados regalan a los españoles collares de oro y banderas de plumas de quetzal. Los españoles «estaban deleitándose. Como si fueran monos levantaban el oro, como que se sentaban en ademán de gusto, como que se les renovaba y se les iluminaba el corazón. Como que cierto es que eso anhelan con gran sed. Se les ensancha el cuerpo con eso, tienen hambre furiosa de eso. Como unos puercos hambrientos ansían el oro», dice el Códice Florentino."
A partir de entonces el territorio latinoamericano es visto como un tesoro que se encontró para derrochar y en las manos de los españoles a éste casi le dieron un fin. En mentes más maduras esto habría pasado como algo más que un regalo, era, como casi todo en esta vida, una responsabilidad que debía administrarse y debía servir para crear una mejora de vida al que lo poseyera; sin embargo, esto no fue así. Más adelante. Galeano escribe: "Aquel imperio rico tenía una metrópoli pobre, aunque en ella la ilusión de la prosperidad levantara burbujas cada vez más hinchadas: la Corona abría por todas partes frentes de guerra mientras la aristocracia se consagraba al despilfarro(...). el gran aumento de los gastos públicos y la asfixiante presión de las necesidades de consumo en las posesiones de ultramar agudizaban el déficit comercial y desataban, al galope, la inflación."
El contenido del capítulo de "Fiebre del oro..." da especial nombramiento al Potosí (cerro mineral boliviano) que quedó en ruinas tras el despiadado saqueo y de aquí Galeano ejemplifica varias situaciones similares haciendo notar que los españoles creían todo ese paraíso regalado como inagotable. Cosa parecida realiza en el capítulo venidero ("El rey azúcar...) donde hace notar ahora las salvajes humillaciones de las que son objetos los trabajadores campesinos, la única diferencia con los mineros era, hablando de trato humano, el lugar de trabajo. Explica el escritor que Colón en uno sus viajes trajo consigo la caña de azúcar y a partir de ese momento este tipo de plantación figuró como una de las principales fuentes económicas de los españoles en Europa.
Es de entenderse el claro esclavismo al que fueron sometidos la mayoría de los indígenas y cómo fue esto evolucionando hasta los trabajadores campesinos de pagas risibles. Mientras que los dueños de las plantaciones podían disfrutar de una buena taza de café (otro tipo de plantación que en América Latina ha costado centenares de vidas) endulzado con el azúcar de las cañas manchadas de sangre cuando a los campesinos se les ocurría exigir más pago o menos horas de labor. Pero como las matanzas son lo menos en los capitalistas se puede nombrara a lo que orillan a los trabajadores que humillan: una constante marginación. Un ejemplo lo pone Galeano al hablar de Brasil:
"El costo de la vida en Recife es el más alto de Brasil, por encima del índice de Río de Janeiro. Los frijoles cuestan más caros en el nordeste que en Ipanema, la lujosa playa de la bahía carioca. Medio kilo de harina de mandioca equivale al salario diario de un trabajador adulto en una plantación de azúcar, pos su jornada de sol a sol: si el obrero protesta, el capataz manda buscar al carpintero para que le vaya tomando las medidas del cuerpo. Para los propietarios o sus administradores sigue en vigencia, en vastas zonas, el «derecho a la primera noche» de cada muchacha. La tercera parte de la población de Recife sobrevive marginada en las chozas de los bajos fondos; en un barrio Casa Amarela, más de la mitad de los niños que nacen mueren antes de llegar al año. La prostitución infantil, niñas de diez o doce años vendidas por sus padres, es frecuente en las ciudades del nordeste"
Bajo este tipo –nivel- de vida se han desenvuelto la mayoría de los niños y jóvenes de América Latina, por esta razón resulta intrigante saber por qué se preguntan los grandes capitalistas el hecho de que existan grupos de subversión como serían los movimientos estudiantiles, los ejércitos de liberación y hasta se podría decir que algunos grupos terroristas, cuando fueron los principales constructores de estos hombres en protesta.
Más adelante, Galeano adentra al lector a supervisar "Las fuentes subterráneas del poder". En este capítulo explica la razón por la cual Estados Unidos tiene tanto interés en América Latina y, en especial en sus tierras. Según Galeano y bueno no él sino el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial aportan cifras específicas donde se entiende que los EU importan alrededor del ochenta por ciento de las materias primas que necesitan para crear energía y realizar guerras. Por este pequeñísimo argumento la nación norteamericana se ha propuesto ver la manera de apropiarse por diferentes vías de la materia prima latinoamericana a precios exorbitantemente bajos. Para lograrlo según se ve en este escrito se hace necesario imponer dictaduras, perseguir intelectuales y rebeldes y promover el consumo gringo en los países donde se pretende sacar beneficio. En una de sus tantas crónicas Galeano expresa el interés estadounidense en Cuba: "En 1964, en su despacho de la Habana, el Che Guevara me enseñó que la Cuba de Batista no era sólo de azúcar: los grandes yacimientos cubanos de níquel y de manganeso explicaban mejor, a su juicio, la furia ciega del imperio contra la revolución." Dentro del mismo capítulo, se hace mención del boom que existió en el comercio exterior con los fertilizantes como el guano y el salitre, y cómo, en este sentido, se confrontaron hasta llegar a la guerra los tres países latinoamericanos productores de estas materias: Perú, Chile y Bolivia. Todo acabo con la invención de un alemán, el cual "derrotó, desde su laboratorio, a los generales que habían triunfado, años atrás, en los campos de batalla. El perfeccionamiento del proceso Haber-Bosch para producir nitratos fijando el nitrógeno del aire desplazó al salitre y provocó la estrepitosa caída de la economía chilena".
Y como en todos sus capítulos no podía faltar una crónica que reflejara la crisis por las que vivían los trabajadores que hacían más gordos a los capitalistas, existe una donde explica nuevamente como era la vida cotidiana de éstos (muertos en vida y mudos hoy) en el trabajo sobre el estaño en Bolivia:
"En estas tierras áridas y pedregosas, a casi cuatro mil metros de altura, donde no crece el pasto y donde todo, hasta la gente, tiene el oscuro color del estaño, los hombres sufren estoicamente su obligado ayuno y no conocen la fiesta del mundo. Viven en los campamentos, amontonados en casas de una sola pieza de piso de tierra; el viento cortante se cuela por las rendijas. Un informe universitario sobre la mina de Colquiri revela que de cada diez varones jóvenes encuestados, seis duermen en la misma cama con sus hermanas, y agrega: «Muchos padres se sienten molestos cuando sus hijos los observan durante el acto sexual» No hay baños; las letrinas son pequeños cobertizos públicos tapados de inmundicia y moscas: la gente prefiere los cenizales, baldíos abiertos, donde al menos circula el aire a pesar de la basura y los excrementos acumulados y de los cerdos que retozan felices."
Otra de las funciones que los capitalistas cumplen a conciencia es, sin duda, la cooptación e, incluso, el terror que infunden a los países que "defienden" o mejor dicho a los gobernantes para evitar que se lleve a cabo un acuerdo comercial con otra nación desarrollada. A este respecto, los EU tienen la suficiente experiencia y Galeano la hace notar cuando explica que "En 1952, el acuerdo militar firmado con los Estados Unidos prohibió a Brasil vender las materias primas de valor estratégico –como el hierro- a los países socialistas. Ésta fue una de las causas de la trágica caída del presidente Getulio Vargas, que desobedeció esta imposición vendiendo hierro a Polonia y Checoslovaquia, en 1953 y 1954, a precios más altos que los que pagaban los Estados Unidos."
En el capítulo posterior ("Historia de la muerte temprana") Galeano hace nuevamente un recorrido histórico examinando la manera en la que América Latina ha servido de plataforma para los intereses europeos, explicando varias veces que los conflictos y anexiones de territorio sufridos durante el siglo XIX obedecieron ni más ni menos que a acciones encaminadas a adueñarse de un territorio que provee lo que el capitalismo necesita con bajos costos. Por si esto fuera poco ahonda en el hecho de que Inglaterra poseía el dominio ideológico económico fomentando con avidez el liberalismo. Un ejemplo ilustrativo lo da al hablar de México:
"La industria mexicana había carecido de capitales, mano de obra suficiente y técnicas modernas; no había tenido una organización adecuada, ni vías de comunicación y medios de transporte para llegar a los mercados y a las fuentes de abastecimiento. «Lo único que probablemente le sobró- dice Alonso Aguilar- fueron interferencias, restricciones y trabas de todo orden». Pese a ello, como observara Humboldt, la industria había despertado en los momentos de estancamiento del comercio exterior, cuando se interrumpían o se dificultaban las comunicaciones marítimas, y había empezado a fabricar acero y a hacer uso del hierro y el mercurio. El liberalismo que la independencia trajo consigo agregaba perlas a la corona británica y paralizaba los obrajes textiles y metalúrgicos de México, Puebla y Guadalajara.
Lucas Alamán, un político conservador de gran capacidad, advirtió a tiempo que las ideas de Adam Smith contenían veneno para la economía nacional y propició, como ministro, la creación de un banco estatal, el Banco de Avío, con el fin de impulsar la industrialización."
Bajo este tenor lleva el autor hasta "La estructura contemporánea del despojo" donde claramente define el "nuevo" sistema para colonizar un territorio ayudándose –en este caso EU- de instituciones supuestamente dedicadas al desarrollo equitativo como el Fondo Monetario Internacional, entre otras. Asimismo, reafirma la función de las empresas como un factor vital de esta neocolonización, al respecto dice:
"A cambio de inversiones insignificantes las filiales de las grandes corporaciones saltan de un solo brinco las barreras aduaneras latinoamericanas, paradójicamente alzadas contra la competencia extranjera, y se apoderan de los procesos internos de industrialización. Exportan fábricas o, frecuentemente, acorralan y devoran a las fábricas nacionales ya existentes. Cuentan, para ello, con la ayuda entusiasta de la mayoría de los gobiernos locales y con la capacidad de extorsión que ponen a su servicio los organismos internacionales de crédito. El capital imperialista captura los mercados por dentro, haciendo suyos los sectores claves de la industria local: conquista o construye las fortalezas decisivas, desde las cuales domina el resto."
La fascinación que la mayoría de las veces ha encontrado el sistema capitalista para llevar a cabo su neo colonización es la clara muestra de que a estas fechas poco importa el nacionalismo o, de perdida, la independencia estatal. La mayoría de los gobiernos actúan conforme les está planteando este sistema porque obtendrán beneficios económicos y, desgraciadamente, la gente se siente fascinada con el mismo debido a que se cree toda la propaganda que habla sobre tecnología y progreso. En cambio, lo que recibe esta última clase es el desempleo, crisis económica y demás "milagritos" del capitalismo. Galeano abunda en este sentido que:
"América Latina continua exportando su desocupación y su miseria: las materias primas que el mercado mundial necesita y de cuya venta depende la economía de la región y ciertos productos industriales elaborados, con mano de obra barata, por filiales de las corporaciones multinacionales. El intercambio desigual funciona como siempre: los salarios de hambre de América Latina contribuyen a financiar los altos salarios de Estados Unidos y Europa.
No faltan políticos y tecnócratas dispuestos a demostrar que la invasión de capital extranjero «industrializador» beneficia las áreas donde irrumpe. A diferencia del antiguo, este imperialismo de nuevo signo implica una acción en verdad civilizadora, una bendición para los países dominados, de modo que por primera vez la letra de las declaraciones de amor de la potencia dominante de turno coincidiría con sus intenciones reales.
El nuevo imperialismo es reafirmado por Galeano o mejor dicho descrito por él en aquella época como un sistema que extiende con ahínco la pobreza y crea más riqueza para él, la cual en determinado momento se imagina ingastable. Su fin primordial es controlar las economías favorables de los países latinoamericanos introduciendo empresas en ellos con el fin de hacer "sangrías" –como les llama Galeano- que le ameriten grandes cantidades de dólares. La alternativa más fácil para lograrlo es mediante el soborno de líderes o gobernantes, mediante la propaganda optimista del progreso y, claro, mediante las matanzas de los no conformes. En nuestra época nos ha tocado un imperialismo mucho más "maquillado" aunque más sanguinario, pues ahora lo de menos es cuánta gente muera para lograr el objetivo lo demás es lograrlo a como de lugar, sino que les pregunten a los afganos y a los iraquíes.
Para el imperialismo lo esencial no es cuántos territorios tenga el mundo sino cuántos tienen que ser de ellos para poder dormir tranquilos. Hitler añoraba la supremacía mundial; pero más, el que solamente fuera habitado este mundo por la raza aria. En este sentido, él impuso una base: "hay que dominar el mundo", el neo imperialismo está a favor de esto y agrega que la raza superior debe ser la capitalista; pero que no hay necesidad de matar a las demás mejor hay que ponerlas a trabajar para vivir de ellas. Galeano expone una mas de sus crónicas al respecto:
"La vieja se inclinó y movió la mano para darle viento al fuego. Así, con la espalda torcida y el cuello estirado todo enroscado de arrugas, parecía una antigua tortuga negra. Pero aquel pobre vestido roto no protegía, por cierto, como un caparazón, y al fin al cabo ella era tan lenta sólo por culpa de los años. A sus espaldas, también torcida, su choza de madera y lata, y más allá otras chozas semejantes del mismo suburbio de Sao Paulo; frente a ella, en una caldera de color carbón, ya estaba hirviendo el agua para el café. Alzó una latita hasta sus labios; antes de beber, sacudió la cabeza y cerró los ojos. Dijo: O Brasil é nosso («el Brasil es nuestro»). En el centro de la misma ciudad y en ese mismo momento pensó exactamente lo mismo, pero con otro idioma, el director ejecutivo de la Union Carbide, mientras levantaba un vaso de cristal para celebrar la captura de otra fábrica brasileña de plásticos por parte de su empresa. Uno de los dos estaba equivocado."
Galeano cerraba su primer edición expresando que se "abren tiempos de rebelión y de cambio. Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres". La invitación no habría podido ser más formal ni comprometedora, sólo aquel que sufre la humillación puede quitarse el yugo que le atormenta. Durante la época en la que Galeano escribe su libro todavía era evidente que el cambio se buscara en la rebelión armada; no obstante hoy la podemos encontrar más que en la participación electoral en el compromiso activo de supervisar a las autoridades y expresar nuestras inconformidades al público para ser escuchados.
Para la revisión de su libro en 1978, cuando estaba alojado en Barcelona, Galeano anexa un ensayo al que tituló "Siete años después" donde hace un resumen de las vivencias que sucedieron tras haber visto la luz su libro. Pone énfasis en el hecho de que esta obra había sido escrita primordialmente para las personas comunes y corrientes que necesitan saber por obligación por qué rayos se encuentran en tal situación. Y ya encarrerado en esto de las crónicas Galeano expresa algunas por las cuales ha sido fuertemente criticado, por ejemplo está aquélla en la que habla que la mejor respuesta de la aceptación de su libro es la que viene de:
"algunos episodios reales ocurridos en la calle. Por ejemplo, la muchacha que iba leyendo este libro para su compañera de asiento y terminó parándose y leyéndolo en voz alta para todos los pasajeros mientras el ómnibus atravesaba las calles de Bogotá; o la mujer que huyó de Santiago de Chile, en los días de la matanza, con este libro envuelto en los pañales del bebe; o el estudiante que durante una semana recorrió las librerías de la calle Corrientes, en Buenos Aires, y lo fue leyendo de a pedacitos, de librería en librería, porque no tenía dinero para comprarlo"


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U L I S E S


James Joyce (1882-1941), novelista y poeta irlandés cuya agudeza psicológica e innovadoras técnicas literarias expresadas en su novela épica Ulises le convierten en uno de los escritores más importantes del siglo XX.

Joyce nació en Dublín el 2 de febrero de 1882. Hijo de un funcionario acosado por la pobreza, estudió con los jesuitas, y en la Universidad de Dublin. Educado en la fe católica, rompió con la Iglesia mientras estudiaba en la universidad. En 1904 abandonó Dublín con Nora Barnacle, una camarera con la que acabaría casándose. Vivieron con sus dos hijos en Trieste, París y Zürich con los escasos recursos proporcionados por su trabajo como profesor particular de inglés y con los préstamos de algunos conocidos. En 1907 Joyce sufrió su primer ataque de iritis, grave enfermedad de los ojos que casi le llevó a la ceguera. Después de vivir veinte años en París, cuando los alemanes invadieron Francia al principio de la II Guerra Mundial, Joyce se trasladó a Zürich, donde murió el 13 de enero de 1941.

PRIMERAS OBRAS:

Siendo estudiante universitario, Joyce logró su primer éxito literario poco después de cumplir 18 años con un artículo, 'El nuevo drama de Ibsen', publicado en la revista Fortnightly Review de Londres. Su primer libro, Música de Cámara (1907), contiene 36 poemas de amor, muy elaborados, que reflejan la influencia de la poesía lírica isabelina y los poetas líricos ingleses de finales del siglo XIX. En su segunda obra, un libro de 15 cuentos titulado Dublineses (1914), narra episodios críticos de la infancia y la adolescencia, de la familia y la vida pública de Dublín. Estos cuentos fueron encargados para su publicación por una revista de granjeros, The Irish Homestead, pero el director decidió que la obra de Joyce no era adecuada para sus lectores.


Su primera novela, Retrato del artista adolescente (1916), muy autobiográfica, recrea su juventud y vida familiar en la historia de su protagonista, Stephen Dedalus. Incapaz de conseguir un editor inglés para la novela, fue su mecenas, Harriet Shaw Weaver, directora de la revista Egoist, quien la publicó por su cuenta, imprimiéndola en Estados Unidos. En esta obra, Joyce utilizó ampliamente el monólogo interior, recurso literario que plasma todos los pensamientos, sentimientos y sensaciones de un personaje con un realismo psicológico escrupuloso. También de esta época data su obra de teatro Exiliados (1918).

ÚLTIMAS OBRAS:

Joyce alcanzó fama internacional en 1922 con la publicación de Ulises, una novela cuya idea principal se basa en la Odisea de Homero y que abarca un periodo de 24 horas en las vidas de Leopold Bloom, un judío irlandés, y de Stephen Dedalus, y cuyo clímax se produce al encontrarse ambos personajes. El tema principal de la novela gira en torno a la búsqueda simbólica de un hijo por parte de Bloom y a la conciencia emergente de Dedalus de dedicarse a la escritura. En Ulises, Joyce lleva aún más lejos la técnica del monólogo interior, como medio extraordinario para retratar a los personajes, combinándolo con el empleo del mimetismo oral y la parodia de los estilos literarios como método narrativo global. La revista estadounidense Little Review empezó en 1918 a publicar los capítulos del libro hasta que fue prohibido en 1920. Se publicó en París en 1922.


Finnegans Wake (1939), su última y más compleja obra, es un intento de encarnar en la ficción una teoría cíclica de la historia. La novela está escrita en forma de una serie ininterrumpida de sueños que tienen lugar durante una noche en la vida del personaje Humphrey Chimpden Earwicker. Simbolizando a toda la humanidad, Earwicker, su familia y sus conocidos se mezclan, como los personajes oníricos, unos con otros y con diversas figuras históricas y míticas. Con Finnegans Wake, Joyce llevó su experimentación lingüística al límite, escribiendo en un lenguaje que combina el inglés con palabras procedentes de varios idiomas. Las otras obras publicadas son dos libros de poesía, Poemas, manzanas (1927) y Collected Poems (1936). Stephen, el héroe, publicada en 1944, es una primera versión de Retrato. Además, en 1968, su biógrafo Richard Ellman publicó un original inédito Giacomo, pequeña obra considerada el antecedente del Ulises.


Joyce empleaba símbolos para expresar lo que llamó 'epifanía', la revelación de ciertas cualidades interiores. De esta manera, sus primeros escritos describen desde dentro modos individuales y personajes, así como las dificultades de Irlanda y del artista irlandés a comienzos del siglo XX. Las dos últimas obras, Ulises y Finnegans Wake, muestran a sus personajes en toda su complejidad de artistas y amantes desde diversos aspectos de sus relaciones familiares. Al emplear técnicas experimentales para comunicar la naturaleza esencial de las situaciones reales, Joyce combinó las tradiciones literarias del realismo, el naturalismo y el simbolismo plasmándolos en un estilo y una técnica únicos.



En 1922, al publicarse "Ulises", Joyce declaró con su habitual petulancia: "He puesto tantos enigmas y puzzles que van a mantener ocupados a los catedráticos durante siglos debatiendo sobre lo que yo quería decir, y esta es la única manera de asegurarme la inmortalidad". Han pasado sólo los primeros ochenta años de los siglos de estudio que profetizaba Joyce, y la cantidad de ensayos sobre su obra es ya tan extensa que prácticamente cada día se añade alguna interpretación o algún dato nuevo. De y sobre James Joyce se ha dicho todo y al mismo tiempo está todo por decir.

Más allá de la anécdota, lo cierto es que el Ulises es, en palabras del crítico, traductor y poeta Carlos Pujol, un libro fundacional y Joyce, “el escritor que inauguró la modernidad. Es, sigue siendo, el más moderno del siglo XX, lo cual no es necesariamente un elogio, y el Ulises es la culminación de toda su obra, con cierto paroxismo y locura además. Es la obra de un extraordinario ingeniero, espléndidamente escrita a pesar de su complejidad, y de su absoluta superioridad”. Quizá por eso resulta “muy duro de leer, aunque no tanto como Finnegans Wake, que es una forma de enloquecer como otra cualquiera”.


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Don Quijote de la Mancha


MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA



Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), dramaturgo, poeta y novelista español, autor de la novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, considerada como la primera novela moderna de la literatura universal.

Miguel de Cervantes Saavedra tuvo una vida azarosa de la que poco se sabe con seguridad. Nació en Alcalá de Henares (Madrid), probablemente el 29 de septiembre de 1547. Pasó su adolescencia en varias ciudades españolas (Madrid, Sevilla) y con poco más de veinte años se fue a Roma al servicio del cardenal Acquaviva. Recorrió Italia, se enroló en la Armada española y en 1571 participó con heroísmo en la batalla de Lepanto, donde comienza el declive del poderío turco en el Mediterráneo. Allí Cervantes resultó herido y perdió el movimiento del brazo izquierdo, por lo que fue llamado el Manco de Lepanto. En 1575, cuando regresaba a España, los corsarios le apresaron y llevaron a Argel, donde sufrió cinco años de cautiverio (1575-1580).

Liberado por los frailes trinitarios, a su regreso a Madrid encontró a su familia en la ruina. Se casa en Esquivias (Toledo) con Catalina de Salazar y Palacios. Arruinada también su carrera militar, intenta sobresalir en las letras. Publica La Galatea (1585) y lucha, sin éxito, por destacar en el teatro. Sin medios para vivir, marcha a Sevilla como comisario de abastos para la Armada Invencible y recaudador de impuestos. Allí acaba en la cárcel por irregularidades en sus cuentas. Después se traslada a Valladolid. En 1605 publica la primera parte del Quijote. El éxito dura poco. De nuevo es encarcelado a causa de la muerte de un hombre delante de su casa. En 1606 regresa con la Corte a Madrid. Vive con apuros económicos y se entrega a la creación literaria. En sus últimos años publica las Novelas ejemplares (1613), el Viaje del Parnaso (1614), Ocho comedias y ocho entremeses (1615) y la segunda parte del Quijote (1615). El triunfo literario no lo libró de sus penurias económicas. Dedicó sus últimos meses de vida a Los trabajos de Persiles y Segismunda (de publicación póstuma, en 1617). Murió en Madrid el 22 de abril de 1616 y fue enterrado al día siguiente.


SU OBRA: POESÍA Y TEATRO

Cervantes centró sus primeros afanes literarios en la poesía y el teatro, géneros que nunca abandonaría. Su obra poética abarca sonetos, canciones, églogas, romances, letrillas y otros poemas menores dispersos o incluidos en sus comedias y en sus novelas. También escribió dos poemas mayores: Canto de Calíope (incluido en La Galatea) y Viaje del Parnaso (1614). La valoración de su poesía se ha visto perjudicada por su publicación dispersa en otras obras, por la celebridad alcanzada por el autor en la novela e incluso por su propia confesión en este famoso terceto del Viaje del Parnaso:


Yo, que siempre trabajo y me desvelo

por parecer que tengo de poeta

la gracia que no quiso darme el cielo.


Aunque en otras ocasiones se enorgullece de sus versos, en su tiempo no logró ser aceptado como poeta.


Tampoco tuvo mejor suerte en el teatro, por el que se sintió atraído desde joven. Al regreso del cautiverio llegó a estrenar con éxito varias comedias. Pero tampoco sus contemporáneos lo aceptaron como dramaturgo. Cervantes, con una concepción clásica del teatro, tuvo que soportar el triunfo arrollador de Lope de Vega en la renovación de la escena española con su Arte nuevo de hacer comedias. De la primera época (1580-1587), anterior al triunfo de Lope de Vega, se conservan dos tragedias: El trato de Argel y La destrucción de Numancia. A la segunda época pertenecen las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados (1615). Las comedias son El gallardo español, La casa de los celos y selvas de Ardenia, Los baños de Argel, El rufián dichoso, La gran Sultana doña Catalina de Oviedo, El laberinto de amor, La entretenida y Pedro de Urdemalas. Y éstos son los entremeses: El juez de los divorcios, El rufián viudo, La elección de los alcaldes de Daganzo, La guarda cuidadosa, El vizcaíno fingido, El retablo de las maravillas, La cueva de Salamanca y El viejo celoso.


En la prosa narrativa Cervantes empezó escribiendo una novela pastoril que fue su primer libro publicado, con el título de Primera parte de La Galatea (1585). Como en otras novelas de su género, los personajes son pastores convencionales que cuentan sus penas amorosas y expresan sus sentimientos en una naturaleza idealizada. La Galatea se compone de seis libros en los cuales se desarrollan una historia principal y cuatro secundarias. La principal refiere los amores de los pastores Elicio y Galatea, a la cual su padre quiere casar con el rico Erastro. Y las secundarias añaden otros tantos episodios amorosos protagonizados también por pastores. Lo más importante reside en que ya en esta primera novela Cervantes aparece como un escritor renovador. Acepta las convenciones del género pastoril, pero a veces rompe el patrón idílico en las relaciones entre los pastores y en la geografía —convencional y real a un tiempo— del río Tajo. Lo más innovador es la integración de cuatro historias secundarias que acaban confluyendo en la acción principal y dejando abierta la posibilidad de una continuación. Esta segunda parte prometida fue a menudo recordada por Cervantes, hasta en la dedicatoria del Persiles, pero no se publicó nunca.

Es posible que Cervantes empezara a escribir el Quijote en alguno de sus periodos carcelarios a finales del siglo XVI. Mas casi nada se sabe con certeza. En el verano de 1604 estaba terminada la primera parte, que apareció publicada a comienzos de 1605 con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. El éxito fue inmediato. En 1614 aparecía en Tarragona la continuación apócrifa escrita por alguien oculto en el seudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda, quien acumuló en el prólogo insultos contra Cervantes. Por entonces éste llevaba muy avanzada la segunda parte de su inmortal novela. La terminó muy pronto, acuciado por el robo literario y por las injurias recibidas. Por ello, a partir del capítulo 59, no perdió ocasión de ridiculizar al falso Quijote y de asegurar la autenticidad de los verdaderos don Quijote y Sancho. Esta segunda parte apareció en 1615 con el título de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. En 1617 las dos partes se publicaron juntas en Barcelona. Y desde entonces el Quijote se convirtió en uno de los libros más editados del mundo y, con el tiempo, traducido a todas las lenguas con tradición literaria.


Algunos cervantistas han defendido la tesis de que Cervantes se propuso inicialmente escribir una novela corta del tipo de las "ejemplares". Esta idea se basa en la unidad de los seis primeros capítulos, en los que se lleva a cabo la primera salida de don Quijote, su regreso a casa descalabrado y el escrutinio de su biblioteca por el cura y el barbero. Otra razón es la estrecha relación sintáctica entre el comienzo de cada capítulo y el final del anterior. Y también apoya esta tesis la semejanza entre los seis primeros capítulos y el anónimo Entremés de los romances, donde el labrador Bartolo, enloquecido por la lectura de romances, abandona su casa para imitar a los héroes del romancero, defiende a una pastora y resulta apaleado por el zagal que la pretendía, y cuando es hallado por su familia imagina que lo socorre el marqués de Mantua. Pero la tesis de la novelita ejemplar es rechazada por otros estudiosos que consideran que Cervantes concibió desde el principio una novela extensa. Éstos argumentan que la unidad de la primera salida de don Quijote —sin Sancho Panza, para que no pueda presenciar la grotesca ceremonia en que su amo es armado caballero— adelanta la composición circular que se repite, ampliada, en las otras dos salidas; la semejanza con el Entremés de los romances puede ser una manifestación más de la presencia constante del romancero en el Quijote, y las relaciones sintácticas entre final y comienzo de capítulo no son exclusivas de la primera salida.


Lo que sí resulta seguro es que Cervantes escribió un libro divertido, rebosante de comicidad y humor, con el ideal clásico del prodesse et delectare, instruir y deleitar. Cervantes afirmó varias veces que su primera intención era mostrar a los lectores de la época los disparates de las novelas de caballerías. En efecto, el Quijote ofrece una parodia de las disparatadas invenciones de tales obras. Pero significa mucho más que una invectiva contra los libros de caballerías.

Por la riqueza y complejidad de su contenido y de su estructura y técnica narrativa, la más grande novela de todos los tiempos admite muchos niveles de lectura, e interpretaciones tan diversas como considerarla una obra de humor, una burla del idealismo humano, una destilación de amarga ironía, un canto a la libertad o muchas más. También constituye una asombrosa lección de teoría y práctica literarias. Porque, con frecuencia, se discute sobre libros existentes y acerca de cómo escribir otros futuros, ya desde la primera parte: escrutinio de la biblioteca de don Quijote, lectura de El curioso impertinente en la venta de Juan Palomeque y disputa sobre libros de caballerías y de historia, revisión crítica de la novela y el teatro de la época en la conversación entre el cura y el canónigo toledano.

En la segunda parte de la novela algunos personajes han leído ya la primera y hacen la crítica de la misma. La primera parte será así el punto de referencia de las discusiones sobre teoría literaria incluidas en la segunda. Teoría y ficción se integran con perfecta armonía en el coloquio entre Sansón Carrasco, don Quijote y Sancho, en episodios como la cueva de Montesinos y el retablo de Maese Pedro; y la teoría se ilustra con la práctica en las narraciones intercaladas en el relato principal, las cuales constituyen otras tantas formas de novelar representativas de los géneros narrativos anteriores a Cervantes.

Entre otras aportaciones más, el Quijote ofrece asimismo un panorama de la sociedad española en su transición de los siglos XVI al XVII, con personajes de todas las clases sociales, representación de las más variadas profesiones y oficios, muestras de costumbres y creencias populares. Sus dos personajes centrales, don Quijote y Sancho, constituyen una síntesis poética del ser humano. Sancho representa el apego a los valores materiales, mientras que don Quijote ejemplifica la entrega a la defensa de un ideal libremente asumido. Mas no son dos figuras contrarias, sino complementarias, que muestran la complejidad de la persona, materialista e idealista a la vez.


EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA



En el año 1605, apareció esta primera edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra, dirigido al duque de Béjar y editado en Madrid en la imprenta de Juan de la Cueva, sita en la calle de Atocha. En el frontispicio del emblema se lee Spero lucem pos tenepras 'Espero la luz después de las tinieblas' que ciertamente era el lema del impresor pero que parece pintiparado para el caso de Cervantes ya que, gracias a esta obra, pasó de la más oscura existencia a la fama más absoluta.Archivo Fotográfico Oronoz

Muchos componentes del Quijote obedecen a su condición de novela concebida como un juego. Su construcción se sustenta en el artificio narrativo del manuscrito encontrado. Este procedimiento es parodia del mismo recurso empleado en los libros de caballerías. Pero Cervantes va mucho más allá, adueñándose de la máxima libertad artística que un autor haya logrado jamás. Varios elementos sobresalen en tan fecundo proceso. En la ficción, el historiador moro Cide Hamete Benengeli aparece como primer autor del Quijote, un morisco toledano es su primer traductor y el mismo Cervantes aparece ficcionalizado como segundo autor, que entrega a los lectores una historia sobre la cual podrá comentar lo que quiera por conocerla toda de antemano a través de la traducción del morisco. Este juego de autores, traductores, narradores y lectores produce una gran libertad creadora a la vez que siembra la ambigüedad y la duda en muchas páginas, por ejemplo en el relato de la cueva de Montesinos. Cualquier perspectiva es posible. Siempre se podrá acusar de los engaños al moro Cide Hamete, al morisco traductor y aun al impresor, a quien, en la segunda parte, se culpa de las incoherencias cometidas en torno al robo del rucio de Sancho en la primera.

El sistema lúdico abarca también la misma locura del protagonista. La locura era un motivo frecuente en la literatura del renacimiento, como prueban las obras de Ariosto y de Erasmo de Rotterdam. Don Quijote actúa como un paranoico enloquecido por los libros de caballerías. Unos lo consideran un loco rematado, otros creen que es un "loco entreverado", con intervalos de lucidez. En general se admite que don Quijote actúa como loco en lo concerniente a la caballería andante y razona con sano juicio en lo demás. Pero los escritores españoles Arturo Serrano Plaja y Gonzalo Torrente Ballester interpretan la locura de don Quijote como un juego codificado en la ficción según unas reglas que el caballero respeta siempre. Entrega su vida a un ideal sublime y se estrella contra la realidad porque los demás no cumplen las reglas del juego. Don Quijote finge estar loco y decide jugar a caballero andante. Para ello acude a los libros de caballerías, transforma la realidad y la acomoda a su ficción caballeresca: imagina castillos donde hay ventas, ve gigantes en molinos de viento y, cuando se produce el descalabro, también lo explica según el código caballeresco: los malos encantadores le han escamoteado la realidad, envidiosos de su gloria.

Semejante juego narrativo resulta enriquecido por el perspectivismo y el relativismo, que se manifiestan en toda la novela, ya en la variedad de nombres que se atribuyen al hidalgo manchego: Quijada, Quesada, Quejana, Quijana y Alonso Quijano. Dentro de esa diversidad, es interesante señalar que la palabra “quijote” designa la parte de la armadura que cubre el muslo. El elemento paródico y la ironía actúan una vez más para caricaturizar la figura del caballero que, gracias a una sinécdoque (véase Figuras retóricas), aparece identificado con una parte (la privación, la pérdida) y no mediante un rasgo totalizador. También existe sinécdoque en el apellido con el que se identifica al escudero. Perspectivismo y relativismo aparecen también en la forma de muchos nombres comunes, como el neologismo “baciyelmo”, que resuelve una cuestión sin excluir ninguna perspectiva. En esto se revela la comprensión cervantina ante todo lo humano. Y la misma libertad que Cervantes reclamó para sí como creador se la concedió en idéntico grado a don Quijote. El comienzo de la novela es bien conocido: "En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo vivía un hidalgo". Con estas palabras Cervantes destaca que los hechos que va a contar no ocurrieron en tierras lejanas, como las historias de la caballería andante, sino muy cerca, en La Mancha, ni tampoco en tiempos remotos, sino ayer mismo. Se han dado muchas explicaciones a este comienzo de la novela: un octosílabo de un romance anónimo, negativa a decir el nombre del pueblo natal de don Quijote por deseo de incluir a toda La Mancha, comienzo característico de los cuentos populares, rechazo del autor al pueblo donde supuestamente estuvo preso y comenzó la novela. Sin negar estas razones Leo Spitzer y Avalle-Arce explican el comienzo del Quijote como una defensa de la libertad del creador y del personaje con repercusiones fundamentales en la evolución literaria. La literatura anterior a Cervantes se regía por unas convenciones restrictivas. En aquellos modelos tradicionales la cuna del héroe determinaba su vida futura. Amadís era hijo de reyes, nació en Gaula y estaba llamado a ser héroe. Lazarillo nació en el Tormes, era hijo de padres viles y será un antihéroe. En cambio Cervantes no especifica la cuna, ni la genealogía, ni el nombre exacto de don Quijote para que pueda caminar libre de todo determinismo, creando su propia realidad. Por eso a partir del Quijote la vida del personaje literario será más libre. Porque, como señala Carlos Fuentes, Cervantes ha puesto a dialogar a Amadís de Gaula con Lazarillo de Tormes y en el proceso ha disuelto para siempre la interpretación unívoca del mundo.


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