sábado, febrero 03, 2007

A LOS PIES DE MAESTRO

La primera cualidad es el DISCERNIMIENTO. Se denomina así, generalmente, a la facultad de distinguir entre lo real y lo ilusorio, y la cual guía a los hombres para entrar en el Sendero. Pero también es mucho más que esto, y debe practicarse no tan sólo en los comienzos del Sendero, sino en cada una de sus etapas, diaria­mente, hasta el fin.



Vosotros entráis en el Sendero porque habéis aprendido que tan sólo en él pueden encontrar­se las cosas dignas de ser alcanzadas. Los que no saben esto trabajan para adquirir riqueza y poder, pero esto dura a lo más una vida tan sólo y, por lo tanto, no es real. Hay bienes ma­yores, reales y perdurables, cuando los hayáis alcanzado, ya no desearéis jamás aquellos otros.

En el mundo hay dos clases de seres: los sa­bios y los ignorantes. Esta sabiduría es la que nos interesa. La religión que un hombre profe­se, la raza a que pertenezca, importan poco; lo realmente importante es que los hombres co­nozcan el plan Divino. Porque el plan de Dios es la evolución. Una vez que el hombre realmente lo reconoce, no puede sino identificarse con sus designios y trabajar de acuerdo con él, porque es tan glorioso como bello. Así, conociéndolo, permanece al lado de Dios, firme para el bien y resistente contra el mal, trabajando para la evolución y no por egoísmo.

Si está al lado de Dios, está unido a nosotros, y no importa lo mínimo que se llame hindú o buddhista, cristiano o mahometano, ni que sea indio o inglés, chino o ruso.


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